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"Limónov" de Emmanuel Carrère

 “Limónov” es el primer libro que leo de Carrére y las expectativas se han cumplido.

Estamos ante una biografía novelada del poeta ruso Eduard Limónov, antigua figura emblemática del underground, que vivió en Nueva York y París. Terminó siendo miembro del Partido Nacional Bolchevique ruso y pasó, además, un tiempo en las cárceles de su país de origen. Pero vayamos por partes.



El libro se divide en 9 capítulos y un epílogo:
  • Ucrania, 1943-1967
  • Moscú, 1967-1974
  • Nueva York, 1975-1980
  • París, 1980-1989
  • Moscú, Járkov, diciembre de 1989
  • Vukovar, Sarajevo, 1991-1992
  • Moscú, París, República serbia de Krajina, 1990-1993
  • Moscú, Altái, 1994-2001
  • Lefórtovo,Sarátov, Engles, 2001-2003
  • Epílogo. Moscú, diciembre de 2009

Eduard Veniamínovich Savenko, que más tarde se apodará Limónov (su nombre artístico es un juego de palabras entre  su apellido y Limonka, que era como se les llamaba a las granada de mano soviéticas), nació el 2 de febrero de 1943. Hijo de un miembro de lo que más tarde se conocería como la KGB, su padre no llegó a estar en el frente, pero su madre sí le contaba historias de lo que en Rusia se conoce como “La gran Guerra patria”. Esa épica también forjará el espíritu de nuestro protagonista. 


Limónov empezó a crecer y a interesarse por lo sórdido y lo marginal, como bien describe Carrère. Anhela ser un macarra, un outsider y empieza a leer con avidez a autores como Jack London, Knut Hamsun, los grandes vagabundos que “han ejercido todos los oficios y nutrido los libros son sus experiencias” (página 55). Si algo destaca de Limónov será todo lo que ha vivido, construyéndose así un personaje que genera rechazo y admiración por igual.   Como nota curiosa, también se creaba su propio vestuario. 

En esa época Eduard ya destaca como poeta, pero, en realidad, se siente un fracasado. Con 20 años no llega a ser un maleante como debe ser, y está abocado a una vida de mierda en su ciudad natal, Dzerzhinsk, una ciudad industrial a orillas del río Oká, próxima a la ciudad de Nizhny Nóvgorod. Tras intentar suicidarse, trabajar para para un libro y conocer a otros bohemios, decide marchar a Moscú en 1967 con la pintora expresionista Anna Moiséyevna Rubinshtein. 

Carrère también nos va relatando, a la par que disecciona la biografía del poeta, el contexto social y político de la URSS: la nomenklatura, la represión, la desestalinización y la vida de otros escritores como pudieron ser  Aleksandr Solzhenitsyn, autor de "Archipiélago Gulag" que se exilió, al igual que Limónov, en 1974;  o Joseph Brodsky, premio Nóbel de literatura en 1987,también exiliado.  Carrére los compara con otros autores del régimen, que ganaban premios y que eran alabados por el sistema, tales como Shólojov, Fadéiev o Símonov, “con apartamentos, dachas, viajes al extranjero, acceso a las tiendas de la jerarquía del partido…” (pág. 92). A los dos grupos anteriores, escritores consagrados amados por el régimen soviético  y a los exiliados, se contraponen los “underground”, que llevan como lema que  para ser escritor había que ser un fracasado. 

Eduard conoció a muchos de estos marginales. La mayoría de ellos murió joven como consecuencia del alcohol, porque,  si hay algo en esta historia, además de política y poesía, es alcohol. Eduard conoce a una bella muchacha llamada Elena, y deciden que tienen que marcharse. A diferencia de  Solzhenitsyn o Brodsky, que se enfrentaron al exilio con el pesar de abandonar su patria y su lengua, Limónov y Elena realmente querían quitarse de en medio. Él, porque Moscú no le daba más; ella, por tener la cabeza llena de ideas obtenidas de revistas extranjeras. Quería ser modelo. 

Carrère da un buen repaso a los años bohemios de Limónov en EEUU, en los que vive prácticamente en la indigencia, pero en los que también trabajó como mayordomo e intentó hacerse un nombre como escritor. Más adelante, en Francia, su peregrinaje tampoco tuvo más éxito. Decidió, fiel a la época del escritor guerrero, irse a los Balcanes y aliarse con los serbios en la guerra de Yugoslavia.  Posteriormente, a su regreso a Rusia, cuando la URSS se desmoronaba a pedazos, intentó hacer política con un partido que aunaba, en cierta manera, las ideologías del  comunismo bolchevique y el fascismo. Su activismo lo llevó a  pasar un tiempo infernal en la cárcel. El escritor francés nos presenta una figura ,ora odiosa, ora enternecedora. Un marginal idealista y un auténtico chiflado totalitario. Un bebedor empedernido y un ser que hace ejercicio diariamente para mantener el físico bien deportivo. En fin, un hombre lleno de contradicciones. 


Datos curiosos: en la Wikipedia se recoge toda la obra que publicó Limónov, que Carrére también cita. Resalto tres títulos: 


“Soy yo, Édichka (en ruso, diminutivo de Eduard), que, terminada en 1979, fue publicada por primera vez al año siguiente en Francia con el título de Le poète russe préfère les grands nègres (El poeta ruso prefiere los negros grandes), en alusión al episodio en que narra su relación homosexual con un negro desconocido. Con esta obra exhibicionista, Limónov "desde el extranjero revolucionó la literatura rusa". Sobre su época neoyorquina escribiría otros dos libros: Historia de su servidor y Diario de un fracasado.”

 


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