“Limónov” es el primer libro que leo de Carrére y las expectativas se han cumplido.
- Ucrania, 1943-1967
- Moscú, 1967-1974
- Nueva York, 1975-1980
- París, 1980-1989
- Moscú, Járkov, diciembre de 1989
- Vukovar, Sarajevo, 1991-1992
- Moscú, París, República serbia de Krajina, 1990-1993
- Moscú, Altái, 1994-2001
- Lefórtovo,Sarátov, Engles, 2001-2003
- Epílogo. Moscú, diciembre de 2009
Eduard Veniamínovich Savenko, que más tarde se apodará Limónov (su nombre artístico es un juego de palabras entre su apellido y Limonka, que era como se les llamaba a las granada de mano soviéticas), nació el 2 de febrero de 1943. Hijo de un miembro de lo que más tarde se conocería como la KGB, su padre no llegó a estar en el frente, pero su madre sí le contaba historias de lo que en Rusia se conoce como “La gran Guerra patria”. Esa épica también forjará el espíritu de nuestro protagonista.
En esa época Eduard ya destaca como poeta, pero, en realidad, se siente un fracasado. Con 20 años no llega a ser un maleante como debe ser, y está abocado a una vida de mierda en su ciudad natal, Dzerzhinsk, una ciudad industrial a orillas del río Oká, próxima a la ciudad de Nizhny Nóvgorod. Tras intentar suicidarse, trabajar para para un libro y conocer a otros bohemios, decide marchar a Moscú en 1967 con la pintora expresionista Anna Moiséyevna Rubinshtein.
Eduard conoció a muchos de estos marginales. La mayoría de ellos murió joven como consecuencia del alcohol, porque, si hay algo en esta historia, además de política y poesía, es alcohol. Eduard conoce a una bella muchacha llamada Elena, y deciden que tienen que marcharse. A diferencia de Solzhenitsyn o Brodsky, que se enfrentaron al exilio con el pesar de abandonar su patria y su lengua, Limónov y Elena realmente querían quitarse de en medio. Él, porque Moscú no le daba más; ella, por tener la cabeza llena de ideas obtenidas de revistas extranjeras. Quería ser modelo.
Carrère da un buen repaso a los años bohemios de Limónov en EEUU, en los que vive prácticamente en la indigencia, pero en los que también trabajó como mayordomo e intentó hacerse un nombre como escritor. Más adelante, en Francia, su peregrinaje tampoco tuvo más éxito. Decidió, fiel a la época del escritor guerrero, irse a los Balcanes y aliarse con los serbios en la guerra de Yugoslavia. Posteriormente, a su regreso a Rusia, cuando la URSS se desmoronaba a pedazos, intentó hacer política con un partido que aunaba, en cierta manera, las ideologías del comunismo bolchevique y el fascismo. Su activismo lo llevó a pasar un tiempo infernal en la cárcel. El escritor francés nos presenta una figura ,ora odiosa, ora enternecedora. Un marginal idealista y un auténtico chiflado totalitario. Un bebedor empedernido y un ser que hace ejercicio diariamente para mantener el físico bien deportivo. En fin, un hombre lleno de contradicciones.
Datos curiosos: en la Wikipedia se recoge toda la obra que publicó Limónov, que Carrére también cita. Resalto tres títulos:
“Soy yo, Édichka (en ruso, diminutivo de Eduard), que, terminada en 1979, fue publicada por primera vez al año siguiente en Francia con el título de Le poète russe préfère les grands nègres (El poeta ruso prefiere los negros grandes), en alusión al episodio en que narra su relación homosexual con un negro desconocido. Con esta obra exhibicionista, Limónov "desde el extranjero revolucionó la literatura rusa". Sobre su época neoyorquina escribiría otros dos libros: Historia de su servidor y Diario de un fracasado.”
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