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"Un mundo feliz" de A. Huxley

¿Qué es la felicidad? ¿Cuándo, en el devenir de nuestras vidas, podremos considerar que hemos llegado a este estado? Me pregunto a veces si la felicidad sería, como creemos en la economía de mercado, un estado pleno comprado con dinero o, sin embargo, un mundo sin preocupaciones vivido con salud a pesar de estar tieso. Ahora que hay crisis (siempre las ha habido y siempre las habrá en un sistema que se basa en acumular riqueza en pocas manos), las mentes pensantes se dedican a plantear alternativas espirituales con el intento de crear otro mundo. Pero… ¿sabemos cómo sería ese nuevo sistema? Muchos autores escribieron sobre las antiutopías, esos mundos perfectos que resulta que no lo eran tanto. Aldoux Huxley, en “Un mundo feliz”, ya nos retrató una sociedad que a priori podría resultar la cima de la civilización. Estratificada de forma estricta desde el nacimiento, nadie se cuestionaba el sistema, todos eran felices con la vida que les había tocado. Cuando se agobiaban algo, disponían de la droga sagrada SOMA, relajante y antidepresivo proporcionado en dosis industriales. Si el agobio persistía y se perdían las ganas de vivir, el suicidio sería asistido en cámaras especiales. En este mundo donde todo estaba estrictamente regulado, aparecía un chaval conocido como John “el Salvaje”, contrapunto de lo que se consideraba normal. John no entendía cómo podían vivir sin ser libres y, por extensión, prefirió no vivir en la “civilización”. ¿Libertad o seguridad? Estos términos cada vez se contraponen más. Por seguridad nos controlan, nos fichan, nos registran y somos todos sospechosos. Por seguridad, también se controla cada vez más lo que hablamos e intentan dirigir lo que pensamos. ¿Iremos hacia un Mundo Feliz?

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