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Viendo “Langosta” de Yorgos Lanthimos.

 Yorgos Lanthimos dirige a Colin Farrell y Rachel Weisz en esta surrealista película que podríamos denominar como comedia kafkiana en un escenario futurista. O tragicomedia buñuelesca en dos partes. O vaya usted a saber. 

En el mundo de “Langosta”, está prohibido estar soltero. Cuando estás sin pareja, te detienen y te llevan a un hotel en el que estás obligado a buscar a tu media naranja. Tienes un número determinado de días para lograrlo. Cuando estos se cumplen, terminas en un bosque esperando a ser cazado (tú también tuviste tu oportunidad de cazar antes de que se pasara tu tiempo) por la gente que ha quedado en el hotel o por los nuevos que vayan llegando. Por cada soltero cazado, los pretendientes suman días de estancia en el hotel. Por otro lado, si te toca ser el cazado, te transforman en el animal que previamente hayas elegido. El protagonista elige una  langosta, de ahí el título de la película.


Al principio, en el hotel, parece que las parejas que se van creando se basan, principalmente, en que comparten algún defecto. Unos de los amigos de Farrel liga con una chica a la que le sangra la nariz porque él empieza a golpearse y emula tener la misma patología. Por el contrario, nuestro protagonista liga con una psicópata intentando demostrar que no tiene el más mínimo sentimiento. 


Collin se escapa del hotel y termina en el bosque. Aquí, a diferencia del mundo “normal”, está prohibido tener pareja e intimar con nadie. No obstante, es donde el personaje se enamora de Rachel Weisz. Él se acerca a ella porque los dos tienen miopía. Este detalle, el de los ojos, será muy importante cuando termine la película. 



El director griego plantea una fábula sobre qué es el amor y qué nos acerca a otras personas. Lleva al paroxismo lo de la media naranja porque, en este caso, da a entender que una pareja no deja de ser una estructura de supervivencia en la que se comparten dolencias. Pero la soltería obligatoria, sin posibilidades de intimar, se convierte también en un espacio opresivo.

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