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Viendo “El salario del miedo” de H.G. Clouzot

 Henri-Georges Clouzot dirigió al cantante y actor francés Yves Montad  en esta intrigante y tensa película de 1953: “El salario del miedo”.  El argumento es el siguiente: 


En una aldea de un país sudamericano, un grupo de vividores de medio pelo procedentes de todas las partes del mundo sobreviven a duras penas.  Al lado de dicha aldea, una empresa de EEUU se dedica a explotar los recursos petroleros. En un momento dado, los estadounidenses necesitan transportar explosivos desde su base actual hacia otro destino, y es ahí donde consiguen enganchar a cuatro de esos desgraciados. Estarán repartidos por parejas en dos camiones que, al estar en muy mal estado, hacen que las posibilidades de que lleguen vivos sean mínimas. Cualquier bache o pequeño accidente puede ser mortal. 

La primera parte de la película, la vida en el pueblo, nos ayuda a entender que la mayoría de los extranjeros que viven ahí o bien están huidos de la justicia o bien no sabemos cómo terminaron en ese rincón del mundo. Lo que está claro es que están sin blanca y sin trabajo. Entendemos cómo son capaces de elegir el desafío de los explosivos: el dinero les ayudará a escapar. No obstante, la película da un giro en cuanto cogen los camiones, incrementando el suspense, por un lado, y los diálogos llenos de existencialismo, por otro. Es en el momento en el que saben que van a morir donde se ven los que son valientes y los que son cobardes, los que ven futuro en sus acciones y los que no. Desde mi punto de vista, hay escenas - como la del camión que tiene que apoyarse en unas maderas carcomidas para poder tomar una curva- que están rodadas de forma magistral y, desde luego, nada tienen que envidiar a muchas películas que se hacen ahora, máxime con los medios de entonces. 

Los actores Charles Vanel e Yves Montad en un fotograma de la película. 

Como curiosidad, la película obtuvo un par de premios interesantes: la Palma de Oro al mejor actor (Charles Vanel) en el  Festival de Cannes en 1953 y, en ese mismo año, el  Oso de Oro en el Festival de Berlín.

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