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Reseña sobre “Sé lo que estás pensando”, de John Verdon

Me habían hablado bien de Sé lo que estás pensando, primera obra del norteamericano John Verdon, y decidí dedicarle unos días para conocer mejor de qué iba. El libro es entretenido, mantiene la tensión y la intriga y es de fácil lectura, aunque tampoco es nada del otro mundo.

David Gurney es un detective retirado del departamento de policía de New York que vive en un pequeño pueblo con su mujer Madelaine. Se dedica a dar clases de criminología en una universidad y, además, tiene como afición crear retratos artísticos tomando como base fichas policiales de asesinos peligrosos. Su obra tiene un gran éxito de público, a pesar de lo macabro del asunto. Parece que a los modernos les gusta lo siniestro de este concepto artístico. Y a Sonya, la directora de la galería donde expone, también.

Un día, Mark Mellery, un viejo amigo suyo, le hace una visita. Mellery es un antiguo alcohólico reconvertido en gurú de la espiritualidad, con varios best sellers de autoayuda en su haber y que dirige, además, un centro espiritual para millonarios con problemas existenciales. El motivo de la visita es que el gurú ha recibido una carta con un poema amenazante; además, su autor dice poder saber lo que piensa el destinatario. Para demostrarlo, le pide que piense en un número. Junto al poema hay otro sobre y, al abrirlo, Mellery descubre que era el número en el que había pensado: el 658. 

Mellery está aterrado, piensa que es una parte de su pasado que vuelve por algo grave que él, en sus eternas borracheras, hizo sin darse cuenta y cuyo recuerdo ha sido completamente eliminado por el alcohol. No quiere ir a la policía, por lo que le pide a Gurney que le eche una mano. Aunque David es reticente, al gurú le llegan nuevas cartas más enigmáticas, así que nuestro protagonista decide investigar un poco por su cuenta.
Hay una parte en la que Gurney llega al centro de espiritualidad, que, sin duda, me parece la mejor del libro, sobre todo por los personajes que circulan por ahí. Además, surgen varios diálogos sobre el rol que tenemos las personas frente a los demás y frente a nosotros mismos, esa dicotomía propia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, que prometía convertirse en una pieza clave en la intriga. Este interesante escenario pronto se quedará atrás: Mellery muere. Pero ahí no acaba el caso: resulta que ha habido más personas que han recibido las mismas  cartas amenazantes con el 658 como número a descubrir.
Como Gurney no es policía, pero sí es famoso por su trabajo detectivesco del pasado, un fiscal ambicioso, deseoso de que este caso lo catapulte para algún nuevo cargo superior, contrata a David como asesor. Se verá así obligado no sólo a buscar al asesino, sino a colaborar con más policías de distintos ámbitos geográficos.

¿Tiene que ver el antiguo alcoholismo de los amenazados con las cartas? ¿Hicieron algo en su etílico pasado del que arrepentirse?

Hasta el final la trama está bien llevada, como os decía, y Gurney utilizará ciertas dotes detectivescas basadas en la intuición que le servirán de mucho. Además, la ayuda de su esposa será clave en el caso. A todo esto hay que sumarle que el antiguo detective tendrá el típico trauma familiar aparejado a casi todo personaje de novela negra: esta vez es la muerte de su hijo menor y una total incomunicación con otro hijo llamado Kyle. 

Sin embargo, aunque el aspecto dramático por la pérdida del hijo está dibujado a lo largo de la historia, no termina de explicarse hasta el final cómo murió, y es entonces cuando te das cuenta de la cantidad de similitudes que existen entre los asesinados, la vida personal del  asesino y el trágico suceso que envuelve la muerte del hijo de Gurney.

Ficha técnica

 
Nº de páginas: 432 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: ROCA EDITORIAL DE LIBROS
Lengua: CASTELLANO
 ISBN: 9788499181363

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