Hoy he podido leer en el diario El Pais:
A las cuatro y media de este martes, en su casa de la colonia Condesa de la Ciudad de México, donde vivía desde 1988, falleció el poeta argentino Juan Gelman, tranquilo y arropado por los suyos, según confirmaron a este periódico fuentes familiares. Hace menos de un año en una entrevista a este medio, el poeta argentino (Buenos Aires, 1930), ya enfermo, se mostraba como un hombre que no desdeñaba la vida, pero que a la vez, no temía a la muerte. "No creo que llegue a los cien años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", decía
Hace tiempo que no leo ningún poema de Gelman, aunque el ámbito de la poesía no es mi especialidad, más de una vez me acerqué a sus versos. Creo conveniente dejar aquí constancia de su desaparición. Comparto con vosotros una de sus creaciones: Epitafio.
A las cuatro y media de este martes, en su casa de la colonia Condesa de la Ciudad de México, donde vivía desde 1988, falleció el poeta argentino Juan Gelman, tranquilo y arropado por los suyos, según confirmaron a este periódico fuentes familiares. Hace menos de un año en una entrevista a este medio, el poeta argentino (Buenos Aires, 1930), ya enfermo, se mostraba como un hombre que no desdeñaba la vida, pero que a la vez, no temía a la muerte. "No creo que llegue a los cien años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", decía
Hace tiempo que no leo ningún poema de Gelman, aunque el ámbito de la poesía no es mi especialidad, más de una vez me acerqué a sus versos. Creo conveniente dejar aquí constancia de su desaparición. Comparto con vosotros una de sus creaciones: Epitafio.
Epitafio
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.
Una flor.
Un violín.
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