Este fin de semana he aprovechado un catarro
monumental para encerrarme en casa y prestarme sin sosiego a la lectura y a las
películas. Qué mejor momento que un invierno frío para leer algo de literatura
policiaca y, si ésta se encuentra ambientada en París, mejor que mejor.
Os hablo de Fluye el Sena, una novela
de Fred Vargas, escritora francesa de la que no había leído nada con
anterioridad. Este libro breve -poco
más de 130 páginas- narra tres aventuras del comisario Jean-Baptiste Adamsberg,
un personaje curioso con las evidentes dotes detectivescas que debe tener todo
buen investigador.
En el primer relato, Salud y libertad, la
historia se compone de tres líneas convergentes: una especie de vagabundo,
llamado Vasco, que se sienta en un banco justo enfrente de la comisaría con
parte de su mobiliario y se dedica a escupir huesos de aceitunas; unas extrañas
cartas que insultan a la policía escritas por un supuesto asesino que se jacta
de sus fechorías y que se despide con un “Salud y Libertad”; y, como tercera
parte de este puzle, el dúo investigador compuesto por Adamsberg y su colega el
teniente Adrien Danglard. Los paseos de nuestro comisario por el Sena me hacen
recordar esta maravillosa ciudad, a pesar, claro, de que siempre en estas páginas
se presenta como escenario de algún crimen.
El
segundo relato, La noche de los brutos, está ambientado en Nochebuena. Parece ser
que a nuestro inspector no le gusta nada esa sagrada fecha; no para de echar
pestes sobre ésta durante toda la historia. De hecho, nada más hay que
centrarse en el título del relato para darse cuenta de la visión que tiene el
protagonista –creo sinceramente que nuestra querida autora piensa igual- de una
noche llena de hipocresía y otros tantos adjetivos calificativos.
La trama es la siguiente: una mujer muerta aparece
en el Sena. Lo que presuntamente podría ser un suicidio, se torna macabro
cuando las pruebas alumbran un claro ejemplo de asesinato. La fallecida arrastra una perturbadora historia que enlaza
con un amante violento no querido por su familia, un hermano rico que no le
hablaba hasta hacía unos pocos años y un hotel en propiedad, supuestamente
regalado por el hermano. Total, un nudo que terminará deshaciéndose con fluidez
gracias a las dotes del comisario.
En la
tercera y última aventura, Cinco francos unidad, un desgraciado
que se dedica a empujar un carrito lleno de esponjas para venderlas -al precio que
marca el título de la historia- presencia el intento de asesinato de una mujer
con un abrigo blanco y, como luego se sabrá durante la investigación, miembro de
la alta sociedad. Adamsberg inicia un intenso interrogatorio en el que uno no
sabe bien si el vendedor de esponjas está loco o cuerdo, pero está claro que
oculta información. Llamado Pi y obsesionado por las circunferencias y sus
diámetros, el testigo terminará sucumbiendo al interrogatorio. Cómo lo hará ya
es una pregunta que se debe responder leyendo el libro.
Ficha técnica:
Editorial:
Páginas:
144
Publicación:
03/04/2013
Formato:
12,50 x 19 (Rústica fresada)
ISBN:
9788466326971
EAN:
9788466326971
Comentarios
Publicar un comentario