Ir al contenido principal

POR EL DESIERTO…

Cerca como estoy del desierto de Tabernas, hoy no me he propuesto hablar de las películas de Sergio Leone que tanto admiro. Cierta iluminación chamánica al sentarme en el salón del piso y ver el mar a lo lejos me ha llevado a reflexionar. No me considero Don Juan Matus, el chamán que encontramos en los libros del (desde mi punto de vista) misterioso y, a la vez, fascinante Carlos Castaneda, sino que me ha dado por ahí. Este escritor y antropólogo peruano, cómo he comentado rodeado por el misterio (algunos dicen que no se conoce aún el rostro del que, basándonos en datos de la Wikipedia, nació en 1935 y murió en 1998) lanzó su primer libro, “Las enseñanzas de don Juan”, en 1968, convirtiéndose en un best seller de la contracultura. Esta obra nos describe las experiencias de Castaneda con las sustancias alucinógenas que le proporcionaba el mencionado Don Juan Matus, chamán del desierto de Sonora. Embaucado en un combate constante por convertirse en hombre del conocimiento, las aventuras continuaron en tres libros más: “Una realidad aparte”, “Viaje a Ixtlan” y “Relatos de poder”.

Si es verdad o no lo que cuenta, no me interesa mucho: me gusta lo que leo. Sus diálogos, la lucidez del viejo chamán, su actitud y sus frases. Dejo estos fragmentos para la reflexión:

“Antes de embarcarte en cualquier camino tienes que hacer la pregunta: ¿tiene corazón ese camino? Si la respuesta es no, tú mismo lo sabrás, y deberás entonces escoger otro camino.” Las enseñanzas de Don Juan

“ […] un hombre de conocimiento vive de actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar que pensará cuando termine de actuar.
Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con corazón y lo sigue: y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y sabe. Sabe que la vida acabará en un abrir y cerrar de ojos; sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte.” Una realidad aparte.

Muchas más citas tendríamos que exponer, pero creo que será mejor que cada uno las lea por sí mismo en sus libros. Al fin y al cabo, sólo soy un humilde divulgador.

De nuevo me acuerdo del desierto y de las películas de indios y vaqueros, y de los chamanes y de los coyotes. Se vislumbran muchos caminos. ¿Cuál escoger?

Comentarios

  1. Todavía no me he atrevido a sumergirme en el mundo de Carlos Castaneda, pero artículos como éste hacen que sienta verdadera curiosidad por sus obras. ¡¡Gracias por ilustrarnos sobre ellas!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario