“Carnivàle” es una serie a medio camino entre el terror y lafantasía ambientada en 1934, en unos EEUU todavía muy heridos por la onda expansiva
provocada por el crack económico de 1929.
El protagonista es un joven llamado Ben Hawkins que, al
quedarse huérfano, decide unirse a una feria ambulante plagada de gente extraña
o freaks, para ser más concisos.
Hawkings tiene un don, un poder especial para sanar, y esto
lo hace tremendamente poderoso e interesante para el patrón, un extraño ser que casi nadie puede ver y que dirige la feria. Sin embargo, el chico es tan sólo una pieza
más de un complejo engranaje.
El mundo está condenado
a una lucha entre el bien y el mal, por lo que el joven tendrá a su antagónico, el terrorífico
hermano Justin. Justin es un sacerdote metodista que vive con su hermana Iris y
que, un día, tendrá una iluminación.
Tras ésta y una serie de macabras experiencias, poco a poco irá viendo cómo el
mal crece en él. Hawkings y Justin se verán envueltos entonces en una carrera
contrarreloj, en la que cada uno busca la verdad por su cuenta y, cómo no,
terminar con el contrario.
La serie empieza de forma lenta; de hecho, la primera
temporada se me hizo un tanto larga. No obstante, empieza a coger fuerza en la
segunda y última temporada hasta alcanzar un nivel bastante aceptable de
intriga y tensión. He estado investigando sobre si se piensa seguir rodando más
episodios, pero me parece que no, y es una pena. La ambientación está muy
conseguida y la estética de la serie al completo es uno de sus grandes fuertes.
Como debilidad, creo que la serie intenta abarcar más de lo que puede, metiendo
diversas tramas protagonizadas por los personajes de la feria que poco tienen
que ver con la batalla que se supone que se llevará a cabo algún día. Pero, en
líneas generales, los puntos fuertes superan las debilidades.
El final se queda muy abierto y crea una expectativa que, si
algún día se quiere continuar, puede dar mucho de sí. Estaremos expectantes.
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