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ESTADO DE SHOCK


Cuando nos encontramos en estado de shock, somos más susceptibles a la manipulación; cuando la mente se nos queda en blanco, es posible que pretendan reescribir nuestra historia. Esto que parece de ciencia-ficción es más real de lo que parece, por lo menos eso demuestra el extenso libro (más de 600 páginas) de la periodista canadiense Naomi Klein titulado “La doctrina del SHOCK. El auge del capitalismo del desastre”. Partiendo del análisis de la doctrina económica de la escuela de Chicago, capitaneada por el Profesor Milton Friedman y cuyo argumentario ideológico se basa en dejar al mercado en libertad total con la consecuente reducción del estado a prácticamente nada, Klein nos plantea un repaso histórico de todos los intentos de aplicación práctica de estos postulados. La escuela de Chicago es una mesa de tres patas: privatización, desregulación y recortes. En su fervor mercantil, parece que todo se arregla dejando a la mano invisible del mercado actuar. Mano no tan invisible, puesto que es necesario un estado fuerte para aplicar tales medidas, que lo derivan, inexorablemente, a su desaparición a favor del poder de las grandes corporaciones.

Desde la dictadura de Pinochet en Chile, Videla en Argentina, o el asesoramiento del antiguo presidente chino Deng XiaoPing, Milton Friedman vio en regímenes autoritarios la oportunidad de llevar a cabo sus proyectos y enterrar así el keynesianismo y la herencia del “New Deal” de Rooselvet. En época de depresión se da ese estado de SHOCK que permite aprovechar la coyuntura para tomar medidas en contra de la ciudadanía avivando, si cabe, la amenaza del marxismo para protegerse de la comunidad internacional.

Las políticas de Thatcher y Reagan, o situaciones de emergencia como la guerra de Irak, han sido contextos que han permitido enriquecerse a grandes empresas mientras se recortaban derechos sociales. La parte en la que describe la guerra de Irak y su reconstrucción a mano de empresas en las que habían formado parte miembros del gobierno de Bush Junior ponen los pelos de punta. Se privatiza todo, hasta la seguridad.

Éste es un libro para reflexionar sobre el poder de esos tan famosos “mercados” que nadie vota, pero que acaban determinando las políticas de un país. Es un libro para pensar, acción tan necesaria en estos tiempos de incertidumbre.

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