Cuando estrenaron en España la película surcoreana “Old boy”, del director Chan-Wook-park, tuvimos que esperar un gran amigo y yo varias semanas hasta que llegó a Granada, ciudad en la que por entonces seguíamos peleándonos por un título universitario. Cuando por fin el advenimiento se consumó, durante poco tiempo, por cierto, ya que la película permaneció sólo una semana en cartelera, nos dirigimos contentos y risueños a la taquilla del cine. La muchacha que vendía los tickets nos dijo alegremente que era subtitulada. “Sí, nos da lo mismo”, contestamos al unísono. “Ah, bueno”, respondió la muchacha sorprendida mientras nos expendía las entradas. En coreano la película pintaba mejor.
Ubicados en una sala minúscula, nos encontramos los dos solos disfrutando de la increíble historia que se iba a contar. Una historia de un hombre encerrado forzosamente durante 15 años en una habitación, que sale buscando respuestas y que se encuentra sumido en una ola de violencia y desasosiego. Sin duda, una de las escenas que más me emocionó fue la del protagonista provisto de un martillo y luchando con un grupo de esbirros del individuo que lo encierra. Un momento lleno de fuerza y de odio.
Qué se esconde tras el encierro es una intriga que no desvelaré, pero seguramente impactará a más de uno. El final es digno de toda la película y un verdadero deleite para todo cinéfilo.
¡Sí señor, qué gran peliculón! Y además, una grata sorpresa. Recuerdo perfectamente que mejoró enormemente mis expectativas, confundido como estaba porque en el trailer aparecían todas las escenas de violencia (y qué violencia), incluida la ya mítica secuencia del martillo.
ResponderEliminarPosiblemente fue uno de los días en que más 'freaky' me sentí, y al mismo tiempo orgulloso de serlo. Además, sin ánimo de parecer pedante, es que es cierto que en versión original suena mejor. Con el coreano pasa como con el japonés, que refleja más intensamente la violencia de la situación.
En fin, una película muy recomendable.