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Leyendo “Plataforma” de Michel Houellebecq

Leí a Houellebecq hace muchos años pero no le dediqué ninguna reseña. Hoy voy a empezar con "Plataforma", la primera novela del polémico autor francés que cayó en mis manos. 


Michel es un funcionario de 40 años que vive en París asqueado con la vida que lleva. No se emociona con nada, no tiene ganas de trabajar y todo le parece una auténtica mierda.  Al morir su padre, que tampoco es que despertara en él ningún cariño,  decide irse de vacaciones a Tailandia. Ahí encontrará algo de entretenimiento relacionado, sobre todo, con el  sexo. En el país asiático conocerá a Valerie, la cual, se descubrirá una vez regrese a París, trabajaba en la misma compañía turística que ha organizado  el tour.

Una vez en la capital francesa, Michel iniciará una tórrida relación con Valerie, mucho más joven que él, y cambiará su percepción del mundo y sus pocas ganas de vivir. El gozo y la alegría -alegría no muy desbordante, que conste- empezarán a florecer en nuestro protagonista. Valerie cambia de empresa junto con su jefe, y ambos deciden iniciar una nueva aventura de la que Michel será testigo. Viajarán a Cuba y luego de nuevo a Tailandia buscando ideas para poder mejorar el negocio. El turismo sexual parece, a todas luces, el gran recurso. 

Houellebecq no solo nos coloca delante de escenas de alto contenido sexual, sino que refleja una sociedad que atraviesa un claro declive moral. Algunos de sus personajes, incluso, se encaminan velozmente hacia una auténtica degeneración. Motivados por cambiar constantemente de experiencias, ávidos de nuevas sensaciones, la abulia es moneda común. El sexo como objeto de consumo y las personas como mercancías. Esto podría ser "Plataforma". 

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