Ahora que España ha ganado el mundial, uno se acuerda del pasado de este país, de la época en la que se tenía un imperio y el sol nunca se ponía. Pero, como a todo imperio, le llegó su fin, y la caída fue traumática. El cenit del derrumbe coincide con la fecha simbólica de 1898, cuando se pierden las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En torno a esto surge una generación extraordinaria de escritores muy recomendables. Cuando uno lee a la generación del 98 se pregunta en qué hemos evolucionado e involucionado, encontrando en estas reflexiones cierto equilibrio descorazonador.
La melancolía, el desasosiego, la misantropía, se pueden ver en Andrés Hurtado, protagonista de “El Árbol de la ciencia”, de nuestro ilustre Pío Baroja (1872-1956). Con tintes autobiográficos, la novela nos retrata la vida de su protagonista: estudiante de Medicina primero, luego médico de pueblo, para terminar como traductor en el ocaso de su vida. En un clima de desasosiego constante, odiando a los ricos pero no teniendo ninguna estima por los pobres, se convierte en, citando sus propias palabras, “un anarquista espiritual”. Podemos ver, a través de los ojos del joven, una sociedad llena de contradicciones, hipocresía y problemas en todos los sentidos.
De lo más interesante del libro son los diálogos entre Hurtado y su tío Iturrioz, basados en trazar líneas de conversación que versan sobre filosofía, ciencia, moral y demás temas de interés.
¿Dónde queremos estar: a la sombra del árbol de la ciencia, o a la sombra del árbol de la vida?
Hola Héctor, bueno, yo te diría, que ahora que estamos en la cumbre después de haber conseguido llegar a lo más alto, que España ha ganado, que la trayectoria ha merecido la pena, que cualquier tiempo pasado, no tiene porqué ser mejor ni peor. Vamos escalando muros, generación tras generación y los grandes poetas y escritores siguen ahí, ya sea del 98 o del 27, o de la época actual, y que por supuesto todo tiene un principio y un final,pero todo lo vivido siempre queda en al camino, en los escritos, en los hechos, en las historias, etc, cada uno querrá estar en el lado que más le propicie la vida, aunque hay quew reconocer que la juventud actual en nada se parece a la de hace unos años.Sombra del árbol de la ciencia o sombra del árbol de la vida,interesante cuestión, sombras a fin de cuentas, una aporta sabiduría, otra, experiencia, creo que ninguna podría rechazarse, digamos que ambas serían los pilares encadenados a la madre tierra para una util supervivencia. Me ha encantado encontrar tu blog lleno de sabiduría así que como soy también andaluza y precisamente el verano pasado visité Almería, (tierra que me fascinó), pues te mando un saludo desde el sur del pais. Zíngara.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, es un placer que lo hayas escrito.Saludos!!
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