Hace años, sin saber muy bien por qué, puesto que no conocía de nada la película, un amigo me convenció para adentrarnos en el cine a ver “Magnolia” (1999), dirigida por Paul Thomas Anderson. Iba algo escéptico, ya que en la cartelera se contaba con Tom Cruise, actor que no está entre mis favoritos, a pesar de algún papel aceptable, sobre todo en “Nacido el 4 de Julio”. Bueno, a lo que iba, ante las buenas críticas que mi amigo resaltaba, accedí. Desde el inicio de la película hasta su final, cerca de tres horas más tarde, no pude despegar la mirada de la pantalla ni una vez. Ante mí se presentaban, con una perfecta armonía y sincronicidad, una multitud de personajes con vidas paralelas. Un niño prodigio y un antiguo niño prodigio venido a menos, un policía solitario, un presentador de televisión sin sentimientos y su moribundo padre… y muchos más. En sí, estas historias construyen un drama que habla de los sentimientos y de su represión, del ocaso de la vida, del amor, de la soledad. Ya el principio de la película nos sumerge en el mundo de las casualidades y el azar, temas que me entusiasman. Recomiendo al que no la haya visto que no se pierda ni un detalle.
“Magnolia” es, desde mi humilde entender, una de las mayores obras maestras a las que me he podido enfrentar. No le vi fallo, sólo grandeza. Durante semanas, recordando la película, le iba encontrando más y más tramas y, cuanto más jugo le sacaba, más crecía mi admiración por ella. Como anécdota, destaco un momento en el film con cierto punto surrealista: en una de las escenas finales, una lluvia de ranas atropella de golpe la vida de la ciudad, así, sin venir a cuento. Esto, aunque parezca que no, quedará en la memoria del espectador como elemento esencial de la película. Cosas del cine.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMaravilloso que te guste tanto, Héctor.
ResponderEliminarPara mí también es una obra maestra, perfecta en todos los sentidos. Un reparto coral de ensueño, que hacen que nos creamos sus historias y sentimientos. Cruise sorprende con una interpretación fenomenal, y Moore, como de costumbre, está inmensa y regala a su personaje una carga dramática que pocos actores logran. Es sólo ver su escena en la droguería y darnos cuenta que estamos mirando a una de las mejores actrices de la historia.
El momento Wise Up, la lluvia de ranas, la droguería, en fin, toda la película, quedará en la retina de todo aquel que la vea.
¡Saludos!
Muchas gracias por el comentario Carlos!! Es una gran película, debo verla d enuevo.
ResponderEliminar