Cuando uno lee el periódico se imagina que detrás de todos esos gobernantes, jefes de estado, diplomáticos, poderosos en resumidas cuentas, se esconden espías, agentes secretos, personas de poco fiar. Quizás alguno sea como James Bond, el 007 a servicio de su majestad ideado por la mente del escritor británico Ian Fleming (1908-1964). Con su smoking y su martini, la imagen de Bond me recuerda más al mundo del cine que al de las letras. El rostro del agente secreto pasea desde Sean Connery o Roger Moore hasta Daniel Craig en la actualidad. Un espía fino, este Bond.
Hay agentes secretos y espías para todos los gustos, incluido el protagonizado por Arnold Schwarzenegger en la divertida comedia de Acción “Mentiras arriesgadas” (1994), en la que compartía cartelera con la genial Jaime Lee Curtis. En ésta, un agente lleva una doble vida que le traerá muchos quebraderos de cabeza.
Pero también nos pueden venir a la mente esos despiadados agentes de la CIA, dedicados a quitar y poner gobiernos a su antojo, o del KGB, o del MOSAD… Pero al respecto de este tema, mejor acudir a todo el material documental, sobre todo el que nos habla de las tropelías llevadas a cabo en Norteamérica por los primeros, y todo lo que se conoce o se deduce de los demás. Un mundo de misterio enquistado en las cloacas del Estado, cualquier Estado. Los servicios secretos de todo el mundo esconden una historia de la que nos informaríamos mejor recurriendo a Wikileaks. Aquí sólo puedo emitir reflexiones, aunque prometo que continuará...
Como ex-agente de la KGB (les salía demasiado caro el mantenimiento de mi chasis), creo que estoy en condiciones de decir que te tenemos vigilado...
ResponderEliminarP.D.: Ay, quién fuera Bond... Bueno, menos el de George Lazenby (maldito Bofeld, el gato le distrajo, seguro).
Jajajja, ya notaba cierta presencia en mi nuca.
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