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FRITZ LANG


Antes de ver ninguna película de Lang (1890-1976) consideraba a este alemán de monóculo permanente un hombre misterioso, un cineasta que me interesaba estudiar. En “Metrópolis” (1927) nos plantea, a través de la recreación de un mundo futurista, una crítica de la sociedad industrializada y deshumanizada, apuntalada por sus desigualdades y su fe ciega en los progresos tecnológicos. Pero, sin lugar a dudas, fue con “M, el vampiro de Dusseldorf”, con la que mi admiración por este director llegó a su cima más alta, de donde no ha vuelto a bajar. En esta obra maestra del séptimo arte, el increíble e histriónico actor Peter Lorre protagoniza a un asesino de niñas que tiene atemorizada a toda la ciudad. Estando sometidos los barrios pobres, escenario de las fechorías del asesino, a una represión brutal por parte de la policía, los residentes, mayoritariamente formados por ladrones y demás delincuentes, se ven obligados a convertirse en los mayores perseguidores del vampiro. Así, en una escena que se queda en la retina de todo cinéfilo, el grupo de desheredados decide someter a Lorre a un juicio popular.

Aún hay más: “La mujer del cuadro”, suspense con final increíble; “Los sobornados”; “Sólo se vive una vez”; el místico “Dr. Mabuse”… y muchas más que tuve ocasión de visionar en horas de intenso cine club.

Comentarios

  1. Sólo conocía Metrópolis.Veo que tengo que ponerme con él.

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  2. Me duele reconocer que no he visto 'Metrópolis'; cosa rara, dado que me encanta la Ciencia-Ficción en general y los robotejos en particular, y precisamente es una obra maestra del género. La veré en cuanto pueda. Además, tengo especial curiosidad porque el año pasado (si la memoria no me falla) salió a la luz el descubrimiento del 'master' de la película; para gran alegría de los expertos, ya que contenía bastante metraje eliminado y/o censurado. A ver si sacan pronto alguna edición especial.
    Pero otros filmes de Lang que sí he podido ver, y que recomiendo encarecidamente, son: 'Secreto tras la puerta' (un 'thriller' psicológico), 'Los verdugos también mueren' (ambientada en la II Guerra Mundial), 'El ministerio del miedo' (una historia de espionaje, también en la II GM) y 'Sólo se vive una vez' (una historia policiaco-social).
    Además, no sólo es que me gusten las películas de Lang, es que también estoy de acuerdo con su filosofía sobre el cine. Porque él creía, y lo aplicaba en sus obras, que el cine, si bien era un arte (y hay que ver qué bien empleaba el Expresionismo, con sus juegos de luces y sombras que sólo el blanco y negro permite alcanzar), nunca debía olvidar que su función primordial no era otra que entretener al espectador (y de hecho sus historias son interesantes, nada vulgares ni simplonas, y sin embargo muy entretenidas y accesibles para todos los públicos). Por ello aborrecía la deriva excesivamente intelectualizada que estaba tomando el Séptimo Arte al final de su carrera. Creo que es una visión del cine muy válida todavía hoy en día, y que debería permitirnos superar la falsa dicotomía entre cine comercial y cine comprometido. Tan excesivas son las chorradas sin mensaje alguno como el cine tan radical que no ve ni dios. Calidad y diversión no son incompatibles.

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