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DOBLES PERSONALIDADES


Creo que nos vamos creando una personalidad propia, en medio de la sociedad que nos rodea, a base de reprimir deseos y pensamientos constantemente. Viene bien, dirían muchos, porque sin esa socialización viviríamos como salvajes. Aún así, casi todos imaginamos alguna vez cómo podría ser si nos comportáramos como nos diera la gana, sin ningún tipo de atadura moral, rompiendo los moldes de las personas civilizadas.

El escritor Robert Louis Stevenson (1850-1894) crea una historia en la que se nos aparece una situación similar. “El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”. Un Dr. Jeckyll civilizado, científico, contra su otro yo, un Mr. Hyde loco y homicida. Ante esa dualidad de prudencia y salvajismo, la lucha es a muerte. Mientras el Dr. Jeckyll planteará las transformaciones como un juego en el que durante unas horas pudiera verse embriagado por la libertad del antisocial, Mr. Hyde cada vez controla más la situación odiando con ahínco todo lo que representan aquellas cadenas que lo atan al mundo.

Cuántas personas viven una vida “formal” junto a su familia y amigos y, luego, eligiendo el anonimato de la noche frecuentemente, se ofrecen a vicios y actitudes inconfesables.

Quizá todos seamos Jeckyll y Mr. Hyde; la lucha continúa.

Comentarios

  1. Leí recientemente el libro y me sorprendió porque lo que conocía de la historia era bastante diferente al original (suele suceder con estos clásicos, por tanta adaptación y homenaje). De hecho, la mayor sorpresa fue ver que el protagonista ni siquiera es el Doctor Jekyll, sino su amigo el abogado Utterson. De todos modos, pese a conocer a grandes rasgos el argumento, me consiguió intrigar por la forma de contarlo.
    En cualquier caso, me interesó también el enfoque psicológico del personaje estrella (que no el protagonista, como ya hemos dicho), Jekyll-Hyde. Sobre todo la perspectiva cuasi taoísta de que el Bien y el Mal no pueden existir en estado puro, porque se descontrolarían, se necesitan mutuamente para mantener el equilibrio. Es un enfoque bastante realista frente a los falsos moralismos que en el fondo esconden posturas extremistas y/o hipócritas. Los santos y los grandes héroes son en realidad construcciones idealizadas por los demás; nadie es tan perfecto. Todos nos dejamos llevar a veces por nuestro pequeño 'lado oscuro', pero eso no significa que seamos peores personas. Al contrario, tan sólo demuestra que somos humanos al fin y al cabo.

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