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SÍSIFO

Cuál puede ser el peor castigo que existe, el peor dolor, el peor desasosiego en el que se puede sumergir una persona. Para mí, seguramente, no habría nada más desastroso que el esfuerzo titánico que cae en nada, el trabajo inútil, el esfuerzo cuya única recompensa es más esfuerzo.

Sobre este castigo habla Albert Camus (1913-1960) en “El mito de Sísifo” aludiendo a Sísifo, personaje de la mitología griega que enfadó a los dioses, esos dioses vengativos y tan humanos de los que ya hemos hablado. Como castigo a su osadía, agudizando el ingenio perverso del que solían hacer gala, condenaron a Sísifo a subir una enorme piedra por una montaña. Cuando estaba a punto de llegar a la cumbre, el peñasco caía hasta abajo, obligando a subir una vez más, y otra, y otra…

Camus establece que no hay nada más absurdo y dañino que este laberinto de trabajo inútil. Cuántos sísifos habrá en el mundo, partiéndose la crisma y que, sin embargo, nunca llegan a la cima tan anhelada.

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