Baudelaire (1821-1867) es, sin lugar a dudas, uno de mis poetas preferidos. Maldito por antonomasia, su vida bohemia y accidentada lo llevó hacia los más oscuros recovecos del alma humana. Siempre que me acerco a “Las flores del mal”, vivo la sensación de enfrentarme a lo sublime y a lo sórdido, a Dios y a Satán, a la belleza y a la fealdad, a la muerte y a la vida, al dolor y a la pasión, a lo profano y a lo sagrado, a lo terrenal y lo místico bañado por un licor de múltiples narcóticos. La existencia llevada al extremo.
Os paso el directo en el que leo algunos de sus poemas.
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