Hacía tiempo que echaba de menos una serie que me generara
esa sensación mística que viví con Perdidos.
Capítulos que suponen un reto intelectual y que desembocan en maravillosos
quebraderos de cabeza. Cuando te sumerges en una misteriosa trama llena de
suspense, mezclada con conceptos y enigmas filosóficos, religiosos y
científicos, el entretenimiento, por lo menos para mí, está garantizado.
Atención: SPOILER
DARK plantea un
escenario peculiar. Un chico, en 2019, ha desaparecido en una ciudad alemana. Dicha
ciudad tiene una central nuclear que jugará un papel decisivo en toda la trama.
No obstante, no es el único chico desaparecido. Treinta y tres años antes, Mads,
el hermano de Ulrich, un policía, también se esfumó sin dejar rastro. Además,
un hombre llamado Michael se suicida dejando una carta que solo se podrá abrir
un día determinado a una hora determinada. Ese día, a esa hora, también desaparece
Mikkel, el hijo de Ulrich. Misteriosamente, Mikkel aparece en 1986. Ha viajado -adentrándose
en unas cuevas situadas cerca de la central- a través del tiempo.
El sistema de cuevas esconde un laberinto que permite dar
saltos en el tiempo de treinta y tres años. Paralelamente van apareciendo cadáveres de
niños con los ojos quemados en varias de las épocas que nos sugiere esta
temporada: 1953, 1986 y 2019. ¿Por qué se puede viajar en el tiempo? ¿Por qué
aparecen estos niños muertos? Además, un oscuro y ambiguo sacerdote, Noah,
parece esconder un plan oculto en esta batalla. ¿Quién es Noah?, ¿qué pretende?
¿Qué papel juega el número 33?
Cada uno de los personajes está conectado con los demás de
una forma mucho más estrecha de lo que, a
priori, podemos entrever en los primeros episodios. Pasado, presente y
futuro se encuentran en un mismo plano hasta llegar al momento en que nos enfrentamos
al eterno retorno de Nietzsche. Sí, una paranoia, pero deliciosamente
excitante.
DARK no solo es
una serie sobrenatural. Como os comentaba, todos los personajes están
conectados y la mayoría tienen una doble vida, con multitud de secretos y
aspectos que ocultar. Este campo también es muy interesante y no hace sino
enriquecer aún más la serie.
Otro aspecto para destacar, además de esa fotografía llena
de sombras, lluvia y oscuridad, es una música de máximo nivel que genera una
atmósfera totalmente perturbadora.
Es posible que los primeros capítulos pierdan un poco, pero considero que es debido a que esta
serie exige un nivel de atención y de concentración del espectador por encima
de la media de productos a los que estamos acostumbrados. Más que puro entretenimiento
pasivo, la veo como un juego mental entre los creadores y los que nos ponemos
enfrente de la pantalla, que en ocasiones podemos perdernos en el laberinto de personajes.
Para algunos, esa complejidad puede ser
un problema; para mí es una bendición.
Espero que la segunda temporada cumpla las expectativas que
me ha generado la primera, porque se pueden plantear varios caminos narrativos:
desarrollar más el papel de Jonas, que se convierte en una especia de viajero
en el tiempo; y, cómo no, profundizar en esa batalla de la que habla Noah entre
el bien y el mal cuyo objetivo es controlar los viajes en el tiempo.
Para concluir, os comento algo peculiar que me ha pasado esta
Navidad. Leyendo un libro sobre Japón y
el Ikigai (objetivo que todos nos ponemos en la vida y que se convierte en nuestro
motivo para vivir felices), me encontré de golpe con una oración que aparece en
la serie y que uno de los personajes entona en varias ocasiones. Cuando la escuché
me pareció fantástica, pero, al leerla, es como si me viera en la obligación de
traerla aquí y fijarla en el blog. Tanto en DARK
como en el libro solo se comenta una parte, para mí la más curiosa. Os traslado la traducción que aparece en
Wikipedia, que no coincide con la traducción que vi en la serie (por lo menos,
en la versión subtitulada del alemán).
Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que
no puedo cambiar,
fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar
y sabiduría para entender la diferencia.
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