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DETECTIVES FORENSES


Este verano he aprovechado para sumergirme en el interesante mundo de las series basadas en detectives forenses. Primero empecé con “Bones”, protagonizada por la doctora Brennan, antropóloga especializada en “huesos” con cierta incapacidad para empatizar con los demás humanos, y el agente Booth, un chulesco y a veces inocente miembro del FBI. Irradia momentos de comedia, un poco de tensión sexual entre los protagonistas y ciertas dosis de emotividad. Cuando ves a la doctora y a sus ayudantes analizando huesos y sacando todas esas conclusiones sobre los criminales, te preguntas si será verdad que se pueden deducir tantas cosas analizando esqueletos.

Pero la otra serie a la que me ha enganchado es la archiconocida “CSI”. Sí, no tengo perdón y he de confesar que también he empezado este verano a verla, sobre todo “CSI Miami” y, claro está, el final de temporada de “CSI Las Vegas”. Estoy a la espera de seguir viendo capítulos y temporadas antiguas; sé que voy con mucho retraso, pero me pondré al día. “CSI Miami” cuenta con un personaje increíble: el durísimo Teniente Horatio Caine, el cual consigue, con tan sólo quitarse las gafas, que los malos se echen a temblar. Bueno, con eso y con las miradas de soslayo que dedica a los sospechosos. Genial.

Como comentaba, dado que he ido adentrándome en el mundo de las pruebas forenses
-con sus ADN, huellas dactilares, restos óseos, etc.-, me parecía conveniente leer algún libro que perteneciera a este género. Coincidiendo con esta época estival, dieron el premio RBA a la escritora norteamericana Patricia Cornwell, mujer que, además de dedicarse a la escritura, es directora de Ciencia Forense Aplicada en la Nacional Forensic Academy. Buceando un poco en la biblioteca encontré la novela “Predator” y, aunque el título me recordaba aquellas sagas de películas de extraterrestres depredadores, decidí probar.

La protagonista de la novela, y parece ser de la mayoría de las que escribe, es la doctora Kay Scarpetta, una forense con grandes dotes para encontrar pistas en cualquier detalle que para el ojo profano pasarían desapercibidas. En “Predator” se enfrenta a una serie de asesinatos y secuestros relacionados en parte con un misterioso asesino llamado Basil y otro personaje siniestro, apodado “Puerco”. Benton Wesley, pareja de Scarpetta y psicólogo forense, está realizando un vanguardista experimento científico en el que Basil es el protagonista. Podemos ver una serie de personajes más: Marino, un antiguo policía bastante maleducado; July, la sobrina de Scarpetta y dueña del centro investigador en el que trabajan todos; entre otros pasajeros que aparecen en escena. El libro se adentra en elementos oscuros y psicológicos ya conocidos por las obras televisivas, pero no por eso deja de entretener.

No sé si realmente los detalles técnicos son verdaderos o no (para eso me gustaría entrevistarme con un forense que me explicara todo este mundo), pero ver cómo con cualquier detalle se van hilando pistas hasta dar con el criminal, me recuerda al genial
-aunque dadas las innovaciones tecnológicas, algo prosaico- Sherlock Holmes.

Seguiremos disfrutando de estos detectives forenses.

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