Este verano he aprovechado para sumergirme en el interesante mundo de las series basadas en detectives forenses. Primero empecé con “Bones”, protagonizada por la doctora Brennan, antropóloga especializada en “huesos” con cierta incapacidad para empatizar con los demás humanos, y el agente Booth, un chulesco y a veces inocente miembro del FBI. Irradia momentos de comedia, un poco de tensión sexual entre los protagonistas y ciertas dosis de emotividad. Cuando ves a la doctora y a sus ayudantes analizando huesos y sacando todas esas conclusiones sobre los criminales, te preguntas si será verdad que se pueden deducir tantas cosas analizando esqueletos. Pero la otra serie a la que me ha enganchado es la archiconocida “CSI”. Sí, no tengo perdón y he de confesar que también he empezado este verano a verla, sobre todo “CSI Miami” y, claro está, el final de temporada de “CSI Las Vegas”. Estoy a la espera de seguir viendo capítulos y temporadas antiguas; sé que voy con mucho retraso, pero me
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