Dos actores cara a cara en una gran mansión le bastaron a Joseph L. Mankiewicz para construir una interesante obra cinematográfica: “La huella” (1972). Pero, claro, estos dos actores eran Lawrence Oliver y Michael Caine, una combinación perfecta. Mezclando el suspense con ciertas dosis de humor, Oliver encarna a un escritor de novelas detectivescas, ya bastante mayor y millonario, que invita a su casa a un joven Michael Caine, amante de su esposa. En ese encuentro, Oliver, como si de una de sus novelas se tratase, inicia un juego macabro con Caine que culminará con inusitadas consecuencias.
De Mankiewicz también me interesa resaltar “Eva al desnudo” (1950) sólo y exclusivamente por la grandeza de Bette Davis, con ese derroche de cinismo que la caracterizaba y cuyas lapidarias frases ya son todo un clásico en la historia del séptimo arte.
Ya aviso que “La huella” tiene un remake que no he visto y no sé si tendré ganas de hacerlo, aunque también sale Michael Caine, esta vez haciendo de viejo escritor.
Comentarios
Publicar un comentario