“Y ya la muerte no tendrá dominio.
Los desnudos muertos serán uno solo
con el hombre al viento y la luna del Oeste;
cuando los huesos estén mondos y los huesos mondos desaparezcan
tendrán estrellas al alcance de pies y manos;
aunque se vuelvan locos, estarán cuerdos,
aunque se hundan en el mar, surgirán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan, el amor, no;
y ya la muerte no tendrá dominio”.
Dylan Thomas nació en 1914 y falleció en 1953. Este galés fue poeta, escritor de cuentos y dramaturgo y una de las grandes figuras de las letras en inglés de todos los tiempos.
Su poesía es potente, simbólica, onírica, desgarradora y mágica.
Su vitalidad lo llevó no solo a escribir poemas de una enorme belleza, sino también a vivir la vida al límite, destrozándose con el alcohol hasta que, finalmente, nos dejó a los 39 años víctima de lo que pudo ser un coma etílico. Sus últimas palabras fueron: “He bebido 18 vasos de whisky, creo que es todo un récord”.
Como curiosidad, se dice que Robert Zimmerman se llamó Bob Dylan por la admiración que le tenía al poeta británico.
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