El sábado 24 de marzo pude disfrutar de una de las obras de
teatro que más me han impactado: “El Cartógrafo”. Con un texto escrito por Juan
Mayorga, que también la dirige, dos enormes actores, Blanca Portillo y José
Luis García-Pérez, desarrollan un trabajo interpretativo digno de admiración.
El argumento es demoledor: Blanca, esposa de un trabajador de
la embajada española en Varsovia, conoce la historia de una niña, nieta de un
cartógrafo, que, por orden de su abuelo -que al no poder usar sus piernas
estaba impedido para tal tarea- , elaboró un mapa del gueto. Con esta trama
arranca un duelo interpretativo en el que ambos actores encarnan a más de un
personaje, adentrándose en las entrañas del miedo, la muerte, la desesperación
y la huida.
Un mapa representa
una realidad, pero se puede utilizar para atrapar a la gente o para permitir
que huya.
Al empezar la obra, se ve un escenario con apenas algunos
muebles rojos, casi sin nada, como si se les hubiera olvidado montarlo todo. Pero
no. Los actores van contando sus historias con un uso de la mímica y de las
descripciones que te sumergen en la historia, haciendo que seas a la vez
espectador y cómplice; desarrollando la imaginación hasta un límite en el que,
prácticamente, eres capaz de ver ese mapa que los actores van dibujando.
Un mapa no solo
representa un territorio. Se puede hacer un mapa de la alegría… y del dolor.
Mapas para la paz y para llamar a la guerra.
Blanca buscará ese mapa y a esa niña, mientras nos describe
todo el terror que algunos humanos vivieron mientras eran cazados por otros
humanos.
No os perdáis el tráiler: “Mirar, escoger, representar”.
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