¿Qué se esconde en la mente de un asesino en serie? ¿Se
puede determinar, en base a un patrón, quién es potencialmente un criminal de
este tipo?
Esta reflexión es el motor
argumental de la serie “Mindhunter”, un producto más que satisfactorio en el que
he estado varias semanas imbuido.
Atención, posibles spoilers
La serie nos traslada a 1977. En
esta fecha, dos agentes del FBI, uno joven y ambicioso y otro mayor y curtido
en mil batallas, deciden iniciar un estudio analizando las mentes de asesinos
en serie. Para ello, se lanzan a entrevistar a auténticos psicópatas, homicidas
legendarios y crueles que empiezan a contar sus depravaciones con pelos y
señales.
En principio, esta nueva unidad del FBI
recopila la información en secreto. Como
se dedica a dar charlas a policías de distintas localidades enseñando lo que
hace el FBI, los protagonistas aprovechan los viajes para ir construyendo su
estudio.
“Mindhunter” es densa y, en ocasiones, desagradable. No hay sangre; es
más bien un horror psicológico ante la recreación que se hace de las
atrocidades. Por ejemplo, uno de los entrevistados, Edmund Kemper, un
asesino de colegialas, retrata con parsimonia todo el ritual malvado que llevó
a cabo en sus diferentes asesinatos. Como bien habéis podido ver en el enlace,
el tipo existe de verdad y eso hace aún más tenebroso todo lo que les cuenta a
los agentes.
Los diálogos, con una buena
cantidad de referencias psicológicas y sociológicas, van fluyendo mientras ves
cómo los dos protagonistas se ven involucrados poco a poco en distintos casos que, al final,
terminan por pasarles factura. El joven, obsesionado con empatizar con los
asesinos empieza a vivir una subida del ego que le acarreará problemas. Utiliza
cualquier recurso con tal de obtener la información que quiere, lo que le lleva
a un terreno de ambigüedad moral que chocará de lleno con asuntos internos.
El veterano, por el contrario, se
da cuenta de que poco a poco su trabajo lo aleja de su familia. Para protegerla,
levanta una barrera entre ellos que acarrea situaciones tensas llenas de
incomunicación.
Veremos cómo evolucionan las
temporadas posteriores. Es lo que tienen las series.
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