“El mundo de kanako”
es la segunda película que veo del director japonés Tetsuya Nakashima.
La primera, “Confessions”, me pareció un interesante drama con toques de thriller, pero, en esta ocasión, “El
mundo de Kanako” me ha dejado con sentimientos contradictorios.
El argumento es el siguiente: Kanako, una joven estudiante, desaparece. Su madre decide
avisar a su exmarido, un expolicía
alcohólico y violento, para que busque a la muchacha. Como si fuera Laura
Palmer, Kanako esconde una vida bastante turbia. No era la chica angelical que
parecía, sino, como se irá viendo, un ser bastante maligno y lleno de oscuras
ambiciones. Eso sí, con un pasado que, en cierta forma, explica lo que le pasa.
Con una estética llena de violencia tanto física como
verbal, el film roza en constantes ocasiones la exageración, aunque, eso sí,
analiza como trasfondo cuestiones bastante sórdidas como la drogadicción, el
abuso de menores y la venganza. Me da la sensación de que el director ha
buscado, mediante el esperpento, radiografiar una sociedad llena de corrupción
y podredumbre. Japón, ese país ultracivilizado que todos pensamos, también tiene
una cara b, un lado oscuro, unos bajos fondos plagados de maleantes y escoria.
He de destacar la genial interpretación del protagonista, Kôji
Yakusho, que borda el papel de engendro humano con comportamientos totalmente
censurables en todos los ámbitos.
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