Llevo un tiempo viendo algunas series y reconozco que me he
ido enganchando cada vez más a este mundo dividido por capítulos. Este mes he
estado sumergido en la tenebrosa atmósfera -llena de pantanos, paramos
desiertos y fábricas humeantes- de Truedetective, cuya primera temporada está protagonizada por Matthew McConaughey y Woody
Harrelson.
McConaughey interpreta -de forma magistral, a mi modo de ver-
al detective Rust Cohle, un pesimista y
enigmático hombre cuyas habilidades para la investigación sólo son ofuscadas
por su natural tendencia hacia la misantropía. O quizás por eso es tan bueno,
por su particular visión de la vida humana.
Por el contrario, Harrelson interpreta a un detective casado y con dos
hijas, bebedor y mujeriego, algo simplón pero con sus habilidades también,
llamado Martin Hart.
Rust y Martin empiezan a investigar un caso muy macabro en
el que yace muerta una joven rodeada de una serie de objetos que parecen dar a
entender que fue presa de alguna especie de rito. Aunque el caso fue a mediados
de los 90, los dos detectives, muchos años después y ya fuera del cuerpo, se
encontrarán de nuevo, puesto que Rust -que se ha pasado unos años investigando
por su cuenta- está convencido de que no
pudieron cerrar el caso del todo. Bañados en litros de alcohol, los dos
exdetectives tercian la investigación mostrando
que el caso al que se enfrentaron es más terrorífico de lo que se podría
esperar. Más desapariciones, más muertos
y más misterios están ocultos por los pantanos.
Los dos protagonistas se mueven en esa delgada línea entre el mal y
el bien, entre los malos que son malos con los buenos y los malos que son malos
con los malos. Con una estética excepcional, el guionista Nic Pizzolatto consigue
engancharte a algo más que una historia de detectives: también penetra en la personalidad
de dos hombres cuyo destino parece no traerles nada optimista.
Por cierto, ahora ando leyendo una novela escrita por Pizzolatto,Galveston, que, aunque no recrea el enigmático
mundo de True detective, sí logra
mantener ciertas dosis de intriga y tensión.
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