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Leo hace poco en la revista Forbes un artículo sobre Inteligencia emocional y me acuerdo del clásico best seller de Daniel Goleman que popularizó internacionalmente dicho concepto. Y la verdad es que mucho se habla últimamente sobre este tipo de inteligencia, sobre lo importante que son, más allá de tu formación, determinadas habilidades relacionadas más con las emociones que con otros ámbitos otrora más “serios”. ¿Por qué hay personas que llegan a ser grandes líderes pero, sin embargo, tampoco eran grandes lumbreras en sus estudios ¿Estamos equivocados cuando se habla de la existencia de cierto “magnetismo” en ciertas personas? Como dice Eduardo Punset, el futuro requerirá aún más educarnos en las emociones, pues son más importantes de lo que nos creemos.
En un mundo en constante cambio, guiado por el estrés y el
enfado, parece ser que cada vez más nos vemos arrastrados por sensaciones negativas,
henchidas de pesimismo, que en muchas ocasiones nos bloquean. Incluso, me atrevería a decir, también
desencadenan arrebatos llenos de violencia. Por ello, Goleman establece al
principio del libro (pág. 149) que el autocontrol y la empatía son dos
actitudes morales que “nuestro tiempo
necesita con urgencia”. Que haya motivos para estar enfadado no tiene que
ser sinónimo de enfadarte con el primero que te encuentras.
Por lo tanto, la inteligencia emocional se centraría en el
control de la emociones o, mejor dicho, en saber gestionarlas. Para ello, según
Goleman, estaría bien que alguna vez se enseñara en el sistema educativo
habilidades como “autoconocimiento,
autocontrol, empatía, arte de escuchar, resolver conflictos y colaborar con los
demás” (pág. 17). Como podéis ver, estas habilidades son cada vez más
tenidas en cuenta en el mundo laboral pero, incluso, según muchos expertos, la
gente que ha tenido éxito en la vida (negocios, mundo del arte) posee, por lo visto, una inteligencia emocional
altamente desarrollada.
Las emociones son impulsos y, por lo tanto, conocer bien
esos impulsos y saber controlarlos es algo que debería ser norma natural en los
humanos. El miedo o el enfado pueden convertirse en pésimos aliados para poder desarrollarnos
como personas. Aunque sea normal tener miedo o enojarse, lo que jamás puede ocurrir es que se conviertan
en un acicate que nos bloquea, que nos nubla la vista y nos impide decidir con
lucidez.
Es curioso porque, en la página 29, el autor nos habla de
“nuestras dos mentes”: una emocional y otra racional. La
clásica dicotomía entre cabeza y corazón, racionalismo e idealismo, impulso o
mesura. Pero,
claro, nuestro cerebro emocional es muy anterior
al cerebro pensante, el neocortex y, por tanto, una derivación de él. Esto
significa que ambos, emoción y pensamiento racional, están íntimamente ligados.
Tras un repaso muy interesante sobre el funcionamiento del
cerebro, el aprendizaje y la forma de gestionar nuestra memoria y nuestros
miedos, Goleman se mete en faena para analizar lo que él considera “el coste
del analfabetismo emocional” (pág. 339).
Me detengo aquí, para que podáis profundizar más en estos
conceptos, os animo a leer su libro. Seguro que os resultará, por lo menos,
interesante.
Datos del libro
Nº de páginas: 514 págs.
Editorial: KAIROS
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788472453715
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