“…pero tenía la
sensación de que el mundo estaba fuera de quicio
y nada encajaba en
su lugar”.
“Todo lo que muere” es la primera novela del
escritor John Connolly protagonizada por su ya famoso personaje principal, Charlie Parker.
Parker, apodado “Bird” -como el famoso músico de jazz-, es un policía alcohólico que un día vive una de las experiencias
más trágicas por la que puede pasar una persona: su mujer y su hija son
brutalmente asesinadas. Aunque intenta salir como puede del agujero en el que
se encuentra, el destrozado agente es apartado del cuerpo de policía, obligado
así a investigar por su cuenta casos de
poca monta. Es curioso cómo la gran mayoría de detectives privados o miembros
de los cuerpos de la ley que protagonizan este género literario son personas
trágicas, con problemas de alcoholismo o drogadicción, que viven entre la
tristeza y la lucha contra el crimen. Supongo que alguien que vive viendo
asesinatos y demás casos tenebrosos termina siendo permeable al lado oscuro y
salvaje de la vida y tampoco podemos
esperar que sea la alegría de la huerta.
La novela tiene dos tramas independientes.
Por un lado, Parker investiga la desaparición de un niño que jugaba a las puertas
de una extraña fundación, y que estará vinculado a otras desapariciones; por
otro, investiga al asesinato de su
familia.
El primer caso llevará a nuestro protagonista
a un extraño pueblo, Heaven, en el que hace muchos años ocurrieron unos
brutales sucesos: los asesinatos de
varios niños. Este homicidio está vinculado con varios miembros de un clan
mafioso, y esto hace que Charlie Parker tenga a la policía y al FBI pisándole
los talones. Pero descubriendo al asesino de los niños y solucionando el caso
de la desaparición anteriormente citada no terminará el misterio. Todavía falta
saber quién mato a su esposa y a su hija, ya que, estando en su habitación,
Parker recibe un paquete postal con la cara de su hija metida en un tarro. El asesino,
un brutal y despiadado loco que descuartiza y mutila a sus víctimas, será
conocido como “El viajante”. No me digáis que no es un nombre que pone los
pelos de punta.
Evidentemente no os voy a contar el final,
pero “El Viajante” utiliza un ritual muy metódico basado en antiguas escrituras
y, claro, no os podéis ni imaginar quién puede ser el asesino.
Connolly utiliza un estilo narrativo lleno de
ironía y de acción. Desde luego, sus
descripciones de tiroteos y peleas te trasladan a una auténtica película de
acción. También creo que a este escritor le gustan los gimnasios porque, cuando describe
a sus personajes, la musculatura es algo en lo que se centra
mucho. Por supuesto, no podía faltar un gimnasio en el desarrollo de la trama.
Otro elemento destacable de la novela es el abanico de personajes secundarios que
aparece: policías, mafiosos, asesinos, ladrones, científicos, videntes,
abogados, lugareños de un pueblo extraño, culturistas… A veces me perdí un poco
con tantos protagonistas parecidos, pero luego todo va encajando como si fuera un
puzzle.
Ficha del libro:
Título: Todo lo que muere
Autor: John Connolly
Editorial: Maxi Tusquets.
Nº de páginas: 424
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