Hacía tiempo que tenía ganas de echarle un
vistazo a la película Sexo, mentiras ycintas de vídeo. Dirigida por Steven Soderbergh allá por el año 1984 -mucho
antes de que rodara Traffic o Erin Brockovich-, se ha convertido en
una película de culto ganadora de premios tan prestigiosos como el Oscar al
mejor guion o el premio del público en el festival de Sundance.
La película está protagonizada por Andie
MacDowell en el papel de Ann, una joven casada que tiene problemas con el sexo
y que camufla ante su psiquiatra echándole la culpa a los problemas que existen
a nivel mundial, desde la contaminación hasta la pobreza. Su marido, Peter
Gallagher, es John, un abogado de éxito que, a su vez, tiene un lío amoroso
extramatrimonial con Cinthia, la hermana de Ann, protagonizada por Laura San
Giacomo.
Llega, para romper este triángulo, un extraño
personaje que se convierte en la columna vertebral de la película y que tiñe a
ésta de un tinte entre excéntrico y perturbador. Este individuo es Graham,
antiguo compañero de la universidad de John. Graham es protagonizado por James
Spader, que borda el papel.
Graham, que aparece por sorpresa en casa de
John y Ann, es un individuo raro que viaja con su coche, viste de negro y se mueve
en la pantalla como aquellos personajes siniestros de las películas de David Lynch.
Además, oculta un secreto: le gusta grabar en vídeo a mujeres contando sus
experiencias sexuales, como si fueran entrevistas. Según le cuenta a Ann, es
impotente desde hace tiempo por algún motivo que no expone.
Con una inmensa colección de cintas de vídeo
en la que mujeres anónimas confiesan sus experiencias íntimas, Graham vive
atormentado por un pasado que no se termina de descubrir y por unos amores que,
aunque flotan en el ambiente, no terminamos de atisbar. Así, se verá prisionero
de la relación entre las dos hermanas y John.
Escrita en ocho días y rodada en cinco
semanas, con un presupuesto de un millón doscientos mil dólares, Sexo, mentiras y cintas de vídeo
demuestra que se puede contar una buena historia con poco recursos. La historia
no recae en cuatro actores; en mi opinión, la película pivota alrededor de
James Spader, cuyo personaje es el enigma y la respuesta a todo un argumento
entre el cine negro y el drama. Desde que arranca la película, con Spader en su
coche, hasta el primer encuentro con McDowell en casa de ella, algo nos muestra
que estamos viendo una película que promete ser distinta o rara, según se mire.
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