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CAMBIAR EL MUNDO


¿Puede una persona cambiar el mundo?, me pregunto constantemente en este contexto de crisis y esperanzas rotas. Excepto en la ficción de los superhéroes, creo que nadie considera que una persona tenga poder suficiente para ello, ni siquiera si la persona encargada de tan magna actividad fuera Mr. Obama.

Una película que te hace reflexionar sobre estos asuntos es “Juan Nadie” (1941), dirigida por Frank Capra (1897-1991) y protagonizada por Gary Cooper. El argumento es curioso: una periodista a punto de ser despedida se inventa una historia llena de sensacionalismo: un hombre llamado Juan Nadie escribe una carta al periódico relatando su situación de desempleo y desesperación. Por ello, anuncia que se suicidará en Nochebuena arrojándose desde un edificio. La noticia adquiere tanto interés que deciden poner carne y hueso a Juan Nadie. Tras un pequeño casting, encuentran a un jugador de béisbol fracasado que reúne todas las características del americano medio. La bola de nieve cada vez se hace más grande: Juan Nadie no sólo se va a suicidar por estar parado, sino por el egoísmo de la sociedad. En un discurso escrito por la joven periodista, el impostor Juan Nadie explica que tenemos que ayudarnos unos a otros, preocuparnos por el vecino. Este mensaje cala tanto que comienza una oleada de clubes de Juan Nadie, en los que la ciudadanía crea comunidades de ayuda mutua. Como no pueden faltar los malos, el movimiento de Juan Nadie será instrumentalizado por un poderoso empresario con ambiciones políticas.

Ayudar al vecino y no esperar a que la política te salve puede ser un mensaje muy norteamericano y liberal, pero que tiene gran parte de razón. No esperemos a que venga ningún Juan Nadie como dice la película, lo importante es la idea.

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