“Los hermanos Karamázov” no es solo una novela, es una exploración brutal de la libertad, la culpa, la fe… Como siempre digo cuando leo a Dostoievski, nos disponemos a leer un análisis pormenorizado del alma humana. Tenemos tres hermanos, un padre odiado y libertino, y un crimen sin redención posible. Los tres hermanos son: - Iván: razón y escepticismo. - Aliósha: fe, ternura, compasión. - Dimitri: pasión, deseo, furia. Y en medio, la gran pregunta: Si Dios no existe, ¿todo está permitido? Pero no solo nos enfrentamos a las preguntas filosóficas más centrales, sino también a una trama bien construida que nos recuerda, en algunas partes, a una auténtica novela policíaca.
Romeo y Julieta, de William Shakespeare Poco puedo decir de este clásico universal conocido por todos. En la ciudad de Verona, dos familias enemistadas –los Montesco y los Capuleto– arrastran a todos a un conflicto violento que ya desborda las calles. En medio del odio, nace un amor prohibido entre Romeo Montesco y Julieta Capuleto, dos jóvenes que se enamoran a primera vista y se casan en secreto. La pasión se mezcla con el caos: duelos, muertes y venganzas obligan a Romeo al destierro, mientras Julieta es forzada a casarse con otro hombre. Desesperados, recurren a un plan arriesgado. Aunque todo indica que el destino se impondrá con trágica precisión. Una historia sobre el amor juvenil, la violencia heredada y la fatalidad, que expone cómo el rencor entre adultos termina sepultando a los inocentes.