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Mostrando entradas de febrero, 2011

Historias de amor en Hong Kong

Las historias de amor en el cine no me han llamado mucho la atención, sobre todo las convencionales con final feliz o las trágicas que no llegas a entender bien. Pero hay algunas que se salen de lo habitual, que llegan a emocionarte desde el primer minuto. Entre éstas destaco las historias retratadas por el director de cine hongkonés Wong Kar-wai (1958). Su cine es una experiencia estética y musical, como de videoclip, pero que retrata emociones demoledoras para el espectador. En mi película preferida, “In the mood for love” (2000), un hombre y una mujer que ven poco a sus respectivas parejas empiezan, acompasados por una sublime banda sonora, a acercarse cada vez más, como dos bailarines, aumentando el tiempo que pasan juntos. La película es un conglomerado de bellas imágenes en las que ni siquiera llegan a tocarse, pero no paras de imaginar la historia de amor que viven. Entre su filmografía elegiría muchas más, como “Chungking express”, con ciertos toques de humor; “Fallen Ange

TINTÍN

Cuando era muy niño había una actividad que me entusiasmaba más que ninguna otra cosa: leer los cómics de Tintín y sumergirme en un mundo de viajes y misterios. El joven periodista y su perro Milú encarnaban, a mi entender, a un solitario y a su fiel amigo, con esa libertad anhelada de moverse por todo el mundo y contando con compañeros de viaje como el bebedor capitán Haddock y su vocabulario de manigero cascarrabias; el profesor Tornasol, ese loco brillante; los policías gemelos Hernández y Fernández … y otros muchos más que se cruzan y batallan en las páginas creadas por el belga Hergé (1907-1983). Las aventuras que mejor sabor me dejaron fueron las de “El asunto Tornasol” y “Las siete bolas de cristal”, aunque la mayoría son geniales. Teniendo como tengo todas las aventuras de Tintín en mi estantería, todavía las sigo leyendo de vez en cuando y recuerdo una y otra vez a ese joven chaval mitad explorador mitad escritor.

CINE RARO JAPONÉS

Acabo de ver “Gozu”, una delirante película del aclamado director de cine de terror japonés Takashi Miike. Hace tiempo que sigo a este cineasta. Con su trilogía “Dead or Alive” me lo pasé muy bien, con esos yakuzas postmodernos, que vivían en esa mezcla de fantasía, terror y gore. Qué decir de “Ichi the Killer”; no se me olvidará la escena en la que, al fumar, a uno de los personajes se le levanta la cara como si de unas branquias de pez se tratara. También recomendaría “Audition”, con alguna escena bastante desagradable (sólo digo que hay cables metálicos acercándose a una pierna, lo demás lo dejo a la imaginación de cada uno). “Gozu” me ha dejado un poco insatisfecho, pero no ha dejado de sorprenderme. El argumento es el siguiente: un yakuza tiene orden de matar a su compañero, totalmente ido de la cabeza; de hecho, éste cree que todo lo que le rodea es antiyakuza, desde un perro minúsculo hasta un coche. Al llegar a Nagoya, donde se deshará de él, el yakuza enfermo se escapa y su

SINUHÉ EL EGIPCIO

Hace muchos años, al llegar al instituto, mi mente estaba preparada sólo para leer cómics, alguna novela de misterio y algo de literatura juvenil. Tampoco era muy lector, mi avidez por la letra impresa comenzó sobre todo en la universidad, donde leí de manera voraz todo lo que se me ponía por delante. Como decía, al llegar al instituto me mandaron como lectura obligatoria en la asignatura de Historia el impresionante libro escrito por Mika Waltari (1908-1979) “Sinuhé el egipcio”. Adentrarme en el mundo del antiguo Egipto, con sus faraones y sus dioses no fue lo que más me entusiasmó, sino la historia de este joven médico que se enamoró, que lo perdió todo, que viajó por unas civilizaciones ya desaparecidas y que, en el ocaso de su vida, contaba una historia que reflejaba lo más significativo de su vida: era un solitario. Así lo llamaban, Sinuhé, ‘el que es solitario’, un sobrenombre demoledor para una vida intensa y llena de aventuras. A continuación, cito el comienzo del libro, que es

SUSPENSE

Una de las películas que más me impactó de niño (cuando las películas en blanco y negro se emitían en horario normal en la 2 de TVE, en esos ciclos de los Viernes por la noche) fue “Psicosis” de Alfred Hitchcock (Leytonstone, Londres, 13 de agosto de 1899 - Bel Air, Los Ángeles, 29 de abril de 1980). Anthony Perkins interpretaba a ese personaje oscuro y ambiguo, un perturbado con cierta capacidad hipnótica que te obliga a sentir una mezcla de rechazo y admiración. Cuántas veces no se te venía a la mente la casa antigua donde la madre esperaba con prudencia a su servil hijo. “¿Madre?” Espeluznante. Hitchcock hizo innumerables obras maestras, pero hay otras dos películas, aparte de “Psicosis”, que se encuentran entre mis favoritas. Son “Extraños en un tren” y “La soga”. En “Extraños en un tren”, película que ya comenté al analizar la obra de la escritora Patricia Highsmith, el maestro Alfred consigue crear un duelo entre los dos personajes principales de una ambigüedad y de un suspense i

DOGMA 95

En una época plagada de efectos especiales, diseños por ordenador, photoshop, y esas grandes innovaciones ilusorias en el mundo del cine que tanto me gustan, el grupo de directores daneses compuesto por Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Kristian Levring y Soren Kragh-Jacobsen firma en 1995 el “Manifiesto Dogma 95”, que busca prescindir de estos juegos de artificio para hacer un cine distinto. Su obra buscaba un cine más simple y casto, la cámara al hombro y el sonido ambiente, con la iluminación tenue que pueda dar la luz natural o las lámparas de una casa, sin añadidos. Estos eran sus rasgos más identificadores. Mi película favorita del dogma es “Celebración” de Vinterberg, en la que se exponen de forma magistral todos los problemas de una familia, con sus traumas y sus vicisitudes. Con una visión claustrofóbica de esa institución consanguínea, te engancha de tal forma que nunca hubiera pensado que una película sin acción y grandes movimientos de cámara me entretuviera tanto. Sin em